Una oleada de calor azota la ciudad de Oslo, impregnada de la calma estival. En un apartamento cercano al
cementerio de Vår Frelser, empieza a gotear del piso de arriba. Las gotas caen directamente en una olla con patatas.
Unos grumos pequeños y negruzcos se forman de inmediato en el agua hirviendo. Al mismo tiempo, en el suelo de su
apartamento de la calle Sofie yace el comisario Harry Hole, alcoholizado, abandonado y recién despedido del trabajo. En
su fanática pero infructuosa lucha por acusar de asesinato a su colega, el comisario Tom Waaler, ha decepcionado a
todos sus seres queridos. Harry se quedar ...